El humo. La garganta protesta pero continúo fumando. El maldito cigarro que he prometido mil veces dejar y no puedo. El olor a tabaco entre los dedos. Alguien a mi lado no sospecha lo que pienso, lo que haré. Los pensamientos se suceden hasta desembocar en una determinación. Una mujer camina frente a mí, indiferente. Hay tanto por hacer. Apago el cigarro. Alguien espera. Me levanto. Está decidido.
Necesito un café.
-- ellb.
viernes, 7 de diciembre de 2007
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