Una joven en pants anda por la pista que rodea el parque. El jardinero contagiado por las aves comienza su trino a silbidos y rasca con el rastrillo la tierra. Nuestro otoño no tiene tantas hojas secas. Las hormigas se afanan, se esparcen y no hay nada aún sobre sus lomos.
La cancha está vacía de sombras. Una anciana en bata de algodón, medias gruesas color carne, suéter tejido de acrilán azul y bastón ergonómico de aluminio, camina también por la pista. ¿Vino a pasear? Le pregunta Don Agustín, el jardinero de nuestro Otoño y demás estaciones. Sí, contesta ella. También la maestra. Me mira a lo lejos.
Ya pasaron quince minutos.
CAI
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