Me gana su nuca, los cabellos grises que se intercalan delicados con los negros. Una cadenita de oro. Y el sudor del mediodía.
Y la mirada que oscila entre las ofertas de las tiendas y el camino por el que se anda. Al cuidado del semáforo. Habla con alguien o con nada y se entretiene con el clima que ha cambiado mucho.
Aceleran el paso y cruzan la calle con cuidado. Es el autobús el que las lleva mientras miran de regreso por la calle donde venían.
MAH
jueves, 6 de diciembre de 2007
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